Pantallas de resoluciones exageradas, almacenamiento más pequeño de lo previsto, baterías que no duran tanto... Si vas a adquirir un smartphone, ¡ten cuidado y no te dejes engañar!
La demanda es grande pero la oferta lo es... mucho más. Y es que a la hora de renovar nuestros smartphones, a menudo nos asaltan las dudas. ¿Me compensa gastarme 100 euros más en un móvil? ¿Es suficiente con una memoria interna de 16 Gb.? ¿Sacará buenas fotos un terminal con cámara de 8 megapíxeles? Está claro que echar un vistazo a la ficha técnica de un smartphone resulta clave en nuestra elección, tanto como la pericia y los cantos de sirena de un buen vendedor. Eso sí, no siempre es oro todo lo que reluce, con lo que nunca está de más tener en cuenta una serie de consejos... por si acaso.
Una plataforma para cada uso
A la hora de adquirir un móvil hay que ser consciente de que cada plataforma cuenta con sus virtudes e inconvenientes. Lo cierto es que Android, el más extendido, es un sistema mucho más flexible y personalizable, mientras que algunas de las grandes virtudes de iOS (iPhone, iPad, etc.) son su hardware y las actualizaciones, más inmediatas. Para gustos, los colores.
Otras plataformas han intentado dar batalla y hacerse con un hueco en el mercado, sin éxito hasta el momento. Un ejemplo de ello es Windows Phone, que tiene una importante cuenta pendiente con la acusada falta de aplicaciones en su Store (algo que se quiere subsanar con la llegada del nuevo Windows 10).
Rendimiento a prueba
Cada plataforma cuenta con sus particularidades y el rendimiento de uno u otro terminal no es comparable en términos numéricos. Por ejemplo, el iPhone 6 Plus cuenta con un procesador A8, lo que le permite una gran agilidad y rapidez con apenas 1 Gb. de memoria RAM. Sin embargo, en rendimiento supera a muchos terminales Android (con Qualcomm, MediaTek o Nvidia) que cuentan con 2 Gb de RAM. Cuestión de optimización entre hardware y software.
Pantalla: la batalla de los 2K
Más alla de la tecnología empleada (Retina, IPS, Super AMOLED, etc.) es conveniente no dejarse llevar únicamente por otra de las grandes batallas que se nos avecina: la de la resolución (número de píxeles que componen el ancho por el alto de una pantalla). Está claro que una mayor definición siempre es muy aconsejable, pero llegar a los 2K en un móvil de poco más de 5 pulgadas puede resultar imperceptible para muchos usuarios, con lo que el aumento de coste del terminal puede no merecer la pena. Además, la resolución hay que contextualizarla en función del tamaño de la pantalla, algo que sí indica la densidad de píxeles por pulgada.
Simplificando, teniendo en cuenta que la pantalla es el alma máter de un móvil, y más si hacemos un uso multimedia constante, una definición FullHD (1920×1080 píxeles) -cada vez más habitual en los nuevos terminales,- es muy recomendable. Eso sí, para los menos exigentes una de 1280x720 resulta más que suficiente.
Actualizaciones
En el sistema operativo de Apple (iOS) el problema es casi inexistente, pero en Android es uno de los caballos de batalla. En la plataforma del robot verde cada cierto tiempo los desarrolladores de Google acostumbran a sacar una nueva versión de su sistema operativo.
Almacenamiento... relativo
La ficha técnica de un smartphone vende la capacidad de almacenamiento total, pero no indica la cantidad real de memoria libre disponible. Aunque no lo parezca, la diferencia puede ser notable, con lo que hay que considerar este aspecto. ¿Por qué?
La posibilidad de aumentar el terminal con tarjetas microSD es una característica a tener muy en cuenta, aunque no todos los terminales la incorporan.
Batería, en busca de más mAh
Aparentemente puede resultar cuestión baladí pero para un usuario medio resulta determinante llegar a final del día y no tener que ir con el cargador (o batería externa) a todas partes, especialmente si exigimos más de la cuenta a nuestro smartphone. Sea como fuere, se ha convertido en una de las grandes cuentas pendientes de los fabricantes, ya que no dudan en aplicar grandes mejoras técnicas a los smartphones (más pantalla, más procesador...), pero poco tienen en cuenta la merma de batería que conllevan.
A la hora de adquirir un móvil, la referencia que se tiene en cuenta sobre la batería viene marcada por el número de mAh. En sistemas Android es muy recomendable que este índice no sea menor de los 2.500-2.600 mAh, aunque los gama alta disponen de baterías que superan los 3.000 mAh. Eso sí, uno siempre debe tener presente que el número de mAh de un móvil no siempre asegura una duración concreta, ya que aspectos como la resolución de la pantalla, el rendimiento del procesador o la propia gestión de la batería del terminal pueden ser decisivos en una mayor o menor duración.
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